domingo, 5 de diciembre de 2010

El mito de Pangu

Pangu

         Antes de que se separaran el Cielo y la Tierra, el universo era un gran huevo indiferenciado. En su interior dormía un gigante llamado Pangu (盤古). Al cabo de dieciocho mil años se despertó, y viéndose rodeado de oscuridad, agitó los brazos y golpeó las tinieblas al tiempo que lanzaba un grito atronador. En ese mismo instante, el huevo se rompió y las tinieblas se estremecieron. Las cosas ligeras y puras ascendieron y se formó el Cielo, mientras que las cosas pesadas e impuras descendieron y formaron la Tierra. En medio del Cielo y de la Tierra, Pangu se sintió muy feliz, y para que no volvieran a juntarse, apoyando firmemente los pies en la Tierra, sujetó el Cielo con las manos.

          Cada día, su cuerpo creció un zhang (丈), y en la misma medida la separación entre el Cielo y la Tierra. Así, el cuerpo de Pangu llegó a crecer hasta noventa mil li (里), mientras mantenía separados al Cielo y a la Tierra. Pero al final, agotado, murió. Al expirar, su hálito se conviertió en las nubes que flotan en las cuatro estaciones; su voz, en el trueno; su ojo eizquierdo, en el sol; el derecho, en la luna; el cabello y la barba, en las estrellas; su cuerpo, en las montañas; su sangre, en los ríos; sus venas y tendones, en los caminos; sus músculos, en los campos de cultivo; sus dientes y huesos, en las riquezas del subsuelo; su piel y su vello, en la yerba y los árboles; su sudor, en la lluvia y el rocío. El alma de Pangu se convirtió en la humanidad, y por eso se dice que el hombre es el alma de los seres del universo.

zhang (丈), unidad de medida equivalente a 3.33 metros.
li (里), unidad equivalente a medio kilómetro.

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