lunes, 15 de noviembre de 2010

Dao De Jing


"Al conocer lo bello como bello
todos conocen la fealdad en el mundo.
Todos saben que el bien es el bien
y entonces conocen el mal.

Así es como:
Ser y no-ser se engendran uno a otro.
Lo difícil y lo fácil mutuamente se integran.
Ancho y angosto se forjan uno a otro.
Voz y tono se armonizan uno a otro."


Todo lo que sube baja. Todo lo que vence, termina siendo vencido. El ser, lleva en su interior el no ser, que tarde o temprano se termina manifestando. A un periodo de gran felicidad le sigue otro de gran tristeza. Por eso el Tao habla de la inacción. No actuar.

La teoría de la inacción o norma de conducta a la que debe ajustar la suya el sabio no consiste en no hacer nada sin más, sino en crear en el interior de uno mismo una suerte de vacío, desinterés o desapego que nos permita no sucumbir al torbellino del deseo y no convertirnos por tanto en mero juguete del mundo exterior.

Cuando ese vacío se deja llenar por el flujo espontáneo del Tao, se produce la acción correcta, que viene a coincidir con la conducta moderada que la ética occidental adscribe al hombre que domina sus pasiones.


"Por eso el hombre sabio
encausa los asuntos sin actuar.
Enseña estando callado" 

"Por eso, aquel que se libera de deseos
contempla la secreta perfección.
Aquel que se llena de deseos
contempla solamente sus fronteras."

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