sábado, 31 de marzo de 2012

Vía exterior y vía interior




- ¿Qué se puede amar del viaje?

- La alegría del viaje reside en la novedad. Pero mientras los otros viajan para ver el espectáculo de la naturaleza, yo lo hago con la intención de contemplar sus cambios. - Dijo Lie Tse.

- Tu modo de viajar, en el fondo, es idéntico al de los otros y, sin embargo, pretendes decir que es diferente. Todo el mundo ve el cambio en el espectáculo que considera. Tú te regocijas ante la novedad de las cosas sin darte cuenta de que nuestro yo también se renueva constantemente. Luego, aquel que viaja y fija su atención en la superficie de las cosas, es incapaz de atender a su vida interior. El viajero, atento al mundo exterior, busca la perfección de las cosas. El que presta atención a su vida interior halla la plenitud en su propio ser. Encontrar la satisfacción en su propio ser es la culminación suprema del viajero. En cambio, buscar la plenitud en las cosas, es olvidar la meta suprema del viaje.


¿Cuál es la meta suprema del viajero? La meta suprema del viajero es ignorar a dónde va. La meta suprema de aquel que contempla es la de no saber qué contempla. Cada cosa, cada ser es objeto de viaje, de contemplación.

A esto llamo yo viajar, a eso llamo yo contemplar. Por eso digo, viaja en función de tu meta suprema.

LIE TSE

1 comentario: